martes, 30 de junio de 2015

Aprendiendo a ser mamá: mis trucos para ahorrar



Disculpad el parón en el blog, pero la ola de calor impidió que pudiera sentarme a escribir en el portátil, porque a los cinco minutos de tenerlo encendido se apagaba solo por sobrecalentamiento (y le ponía un ventilador, pero de poco servía).
Ahora aprovecho que parece que la ola de calor nos va a dar una tregua hoy y el portátil está aguantando un poquito más, y por fin puedo escribir este post que llevo semanas dándole vueltas en la cabeza.

Como ya muchas de vosotras sabréis, desde que tuve a mi retoño, mi marido y yo tomamos la decisión conjunta de que lo mejor sería que uno de los dos nos quedáramos en casa cuidando del peque. ¿Quién de los dos? Pues quien tuviera el salario más bajo o menos estable. Al ser yo autónoma y tener un trabajo muy sacrificado en cuanto a horarios, y mi marido tener un contrato indefinido, y también teniendo en cuenta el hecho de que la lactancia materna es algo que aún no domina el sexo masculino y es algo que sólo las madres podemos hacer, pues la balanza se inclinó hacia mí.

Desde entonces he escuchado a mucha gente decir que tengo mucha suerte, que me lo puedo permitir... y lo cierto es que es algo que ya me tiene bastante quemada. Creo que la gente piensa que vivimos nadando en dinero, cuando la realidad es muy distinta. El salario de mi marido, aunque es ingeniero, es ridículamente ofensivo. ¿Os suena el término mileurista? Pues bien, nosotros con un salario mileurista sopesamos pros y contras y a pesar de lo que dicta la sociedad hoy en día, nosotros optamos por apretarnos y bien el cinturón, y dejar yo mi trabajo para poder ser yo quien realmente eduque y forme desde temprana edad a mi churumbel, y así poder llevar a cabo también una lactancia materna prolongada y no reducida a las rídiculas semanas de baja maternal que dan en España y luego andar luchando con un sacaleches.

Bueno, a lo que iba. Nosotros no tenemos suerte, lo de que nos lo podemos permitir es casi un insulto. Con ese salario de risa de mi marido, hacemos magia y con mil malabarismos logramos llegar a fin de mes, y si es posible, ahorrar. No, no vivimos en casa de familiares. Tenemos una vivienda propia, lo que implica que pagamos una odiosa hipoteca religiosamente cada mes. Pagamos cada mes unas cifras escalofriantes de luz y agua, por más que nuestro consumo sea bastante reducido. Súmale la gasolina de mi marido para ir y venir del trabajo, los seguros, ibi, teléfono e internet, y la compra del supermercado y hay meses que pareciera que el dinero tal como llegó, se esfumó. 

Pero con esto de apretarnos el cinturón hemos aprendido realmente a gestionar nuestros ahorros, ingresos y gastos. Y para que veáis que no es fácil pero sí que es posible, por si alguna quisiera sopesar la idea de hacer lo mismo que hicimos nosotros, he aquí nuestros trucos para ahorrar o no gastar tanto:

No a la guardería: en la guardería están con otros niños, sí. Socializan, sí. Pero fuera de ella, también. No es cuestión de tenerlo recluido todo el día en tu casa. Socializa conmigo, con su padre, con los abuelos, con los niños del parque... Allá a donde vamos, socializa. Pero en lo que respecta a la forma en la que enseñan y forman en las guarderías, al menos por la zona en la que vivo, no estoy yo muy de acuerdo. Considero que gracias a mi formación académica estoy cualificada y preparada para ofrecerle una mayor estimulación y aprendizaje en casa que en la guardería. Le hablamos en inglés desde antes de que naciera (soy profesora de inglés), en casa le hablo en inglés el 90% del tiempo, entre nosotros mi marido y yo hablamos en inglés y español, fuera de casa hablamos con los demás español; mi hijo con 20 meses ya entiende perfectamente los dos idiomas y habla más inglés que español. Eso no lo habría conseguido en ninguna guardería. Asimismo lo hago partícipe de todas las actividades del hogar, leemos, pintamos, y dejo que sea su curiosidad quien lo guíe hacia el aprendizaje. No lo presiono. No le obligo. No le fuerzo. Ni con la operación "adiós pañal", ni con la comida, ni con sus horarios. Dejo que duerma todo lo que necesita, y no tengo por qué despertarlo a las 7-8 de la mañana para llevarlo a una guardería. Y mientras tanto crece en casa, desarrollando su sistema inmunológico; porque eso que dicen que cuanto más expongas al crío a virus y bacterias mejor, está en entredicho y de hecho ahora recomiendan postergar la edad de llevar los niños a la guardería o colegio a los 2-3 años que es cuando su sistema inmune y defensas están más maduros (también podéis leer más artículos aquí y aquí).

Pañales de tela: ya os he hablado infinidad de veces de esto. Pero desde que nos pasamos a los pañales de tela hemos notado realmente una reducción significativa en los gastos. Me arrepiento de no haber optado por los pañales de tela desde que nació nuestro peque, porque nos habríamos ahorrado una buena pasta.

Elegir un supermercado barato: nosotros hemos ido viendo y comparando, y desde luego donde la compra nos sale más barata es en Lidl. Nada de Dia, ni Supersol, ni Mas, ni Mercadona... Ni se me pasa por la cabeza pasarme por el Corte Inglés o Hipercor, teniendo buena calidad de productos en Lidl a un precio mucho más razonable.

Llevar las cuentas al día: cada mes apunto en mi libretita nuestros ahorros y establezco un plan de gastos para el mes, calculo cuánto nos podemos permitir en las compras de supermercado, y qué dinero puede quedar para cualquier imprevisto o gastos extras o para ahorrarlo. Luego, semanalmente, voy actualizando las cuentas de mi libreta. Soy muy estricta y firme y me establezco unos límites bien claros. Si no me puedo gastar ese mes más de 40€ semanales en la compra del supermercado, no lo gasto. Algunos se creen que miento cuando digo que suelo gastar en la compra semanal entre 40-50€ (dependiendo de la semana o del mes), pero es totalmente cierto: salgo con el carro lleno, no me falta nada, pero eso sí, no me compro caprichos de ningún tipo (nada de chucherías, chocolate, helados, bebidas con gas, ni precocinados...).

Hacer la lista de la compra: si hago la lista de la compra, me ciño a lo que escribí, y así me ahorro comprar cosas que creía no tener y tenía, y no caigo en tentaciones.

Comida casera: antes de ser madre, era bastante vaga para cocinar y recurríamos mucho a la comida precocinada. Luego nos dimos cuenta de que, además de no ser nada sano, encarecía muchísimo la compra. Así que desde entonces toda la comida la hacemos nosotros desde cero. La única trampa que hacemos es comprar la caja de 3 pizzas margaritas del Lidl y después en casa las tuneamos. Gracias a que por Reyes me regalaron mis padres un robot de cocina (que lo recomiendo enormemente para todos los que tenéis poco tiempo para cocinar o andáis con horarios justitos, o bien odiáis el calor del horno y de las ollas en la cocina en pleno agosto) y desde entonces se me ha hecho la labor aún más sencilla; hago mucha cantidad y después reparto en tuppers que guardo en el frigorífico o congelador y tengo comida resuelta para varios días o semanas.

Comida para el peque: al igual que los precocinados son más caros que si compras los ingredientes naturales y los cocinas tú, lo mismo ocurre con los potitos. Los potitos que tanto vemos en los supermercados y que tan naturales nos hacen creer que son, no son tan sanos, como un buen puré hecho en casa o el método BLW (Baby-Led Weaning). Por más que te indiquen que no tienen sal, es importante mirar realmente el etiquetado pequeño, la lista de ingredientes para darte cuenta del alto porcentaje de agua del que están compuestos para ver que realmente no tiene tanto alimento, y que en algunas marcas sí que incluyen sal y otros alimentos que no se aconsejan hasta que el niño no sea mayor. Sí, son muy cómodos, pero no son realmente tan sanos como nos quieren hacer creer, y en cuestiones económicas, encarecen enormemente la compra del súper. Otra forma de ahorrar es con la lactancia materna, en lugar de la leche artificial. Porque las latas de de leche en polvo realmente te sacan un dineral. Es cierto que hay circunstancias en las que no queda más remedio que recurrir a la lactancia artificial y no hay que darle más vueltas al asunto, pero si se puede dar el pecho, mejor, no sólo porque es lo más sano, sino también porque supone un ahorro importante.

Caprichos: cero. He pasado a realmente distinguir lo que realmente necesito de lo que es prescindible. ¿Pintauñas? Paso. ¿Maquillaje nuevo? Si puedo seguir usando el que tengo, no es necesario comprar. ¿Agenda o rotuladores molones? A pesar de ser mi perdición todo lo que tiene que ver con los productos de papelería, realmente no los necesito, y he pasado a organizarme la semana y los días con el calendario de Google en mi móvil. Así mato dos pájaros de un tiro, no necesito agenda en papel y tampoco rotuladores. ¿Chocolate? No lo necesito para alimentarme, además engorda y es malo para el colesterol; igual aplica a los helados, patatas fritas, y bollería industrial. Ahora cada vez que veo algo que me gusta, primero me pregunto ¿realmente lo necesito o puedo vivir sin él?

DIY: el Do-it-Yourself está de moda, pero es que además te ahorras unos euros para lo que sea. Ahora estoy en pleno proceso de preparación de la fiesta de cumpleaños del peque, y hay miles de tutoriales e imprimibles gratuitos en internet, que merece la pena mirar, porque aunque gaste dinero en papel o cartulina y tinta de impresora, me sale más rentable que comprar los adornos en tiendas especializadas.

La ropa del peque: no discuto que la ropa de Zara o del Corte Inglés sea de buena calidad y muy bonita, pero si os soy sincera, no me merece la pena gastarme un pastizal en ropa que sólo le va a durar 3 meses (como mucho), porque enseguida le queda pequeña o la va a destrozar tirándose al suelo en el parque, enganchándose en arbustos, o Dios sabe cómo. Antes compraba en C&A y en Kiabi, porque me parecía que tenían unos precios bastante competitivos y razonables. Eso fue hasta que descubrí Primark. No tengo una tienda Primark en la provincia donde vivo, pero en la provincia vecina sí que la hay, y aprovechando un viaje y cargando de ropa para toda una temporada, merece la pena, y creo que ahí será donde haré las principales compras de ropa para el peque. Igualmente en Lidl a veces también encuentras ropa de bebé o niños bastante buena y económica. Otras veces veo cosillas bien de precio en Carrefour. Igualmente aprovecho y compro sobre todo en la época de las rebajas, que te encuentras con verdaderas gangas y te ahorras dinero. Y ya que estamos con el tema ropa, he de reconocer que yo misma también me voy a pasar a comprarme toda la ropa en Primark, porque con el terremoto que tengo acabo destrozándome toda la ropa segundos después del estreno, y ya me dio bastante rabia ver la ropa que me compré para el bautizo del peque en el Corte Inglés rota en la iglesia porque mi hijo no podía estarse quieto con las manos .

Nueces de lavado: desde que me metí en el mundillo de los pañales de tela, empecé a oír hablar mucho de las nueces de lavado. Hasta que me picó la curiosidad y las compré. No sólo son hipoalergénicas y aptas para todo tipo de piel, sino que una bolsa de 1 kg me puede servir para unos 300 lavados (ya que son reutilizables) hice cálculos y me sale mucho más barato que comprar detergente en el súper.

Fuente


Vacaciones: en casa o en casa de los abuelos molones. Lo importante de las vacaciones es pasarlo bien, disfrutar y descansar. Si es necesario ahorrar, para en un futuro, poder ir a un destino mejor, pues se ahorra lo que haga falta. De momento, con el niño pequeño no necesitamos más, y vamos ahorrando para cuando sea más mayor y pueda enterarse, recordar y disfrutar de viajes a otros lugares más especiales.

Regalos para las Navidades: establecer un presupuesto, estudiarlo bien, y comprarlos cuanto antes. Luego es una locura, compras de manera impulsiva a última, los precios suben, y es un gasto muy gordo de golpe. Nosotros ya tenemos todos los regalos del peque de Navidades comprados. Y esta semana compraremos los regalos de los demás familiares. Y si es on-line, mejor; puedes comprar precios en distintas tiendas y hacerte tu presupuesto tranquilamente desde casa, y aunque pagues gastos de envío, aún así sale más rentable que aventurarte a ir en coche de un lado a otro de tiendas.

Ser previsor: en la libreta donde llevo la cuenta, tengo apuntado en qué meses vienen unos gastos mayores extras, como seguros, ibi, ITV, revisión de coche, o veterinario, así que ya hemos apartado algo de dinero para tener para esos gastos y que no nos pille por sorpresa.

Uso consciente y responsable del agua y de la luz: esto es de lógica y aunque te sobrara todo el dinero del mundo, no se debe malgastar el agua ni la energía eléctrica. Pero dada la situación nuestra, el ahorro aunque sea mínimo es importante. Por eso, el termo eléctrico sólo lo encendemos 1 hora antes de ducharnos y después lo dejamos apagado. Estamos intentando poner el aire acondicionado lo menos posible, y recurrimos al ventilador ya que el consumo es menor. Evitamos usar el horno, y en su lugar uso el robot de cocina que consume menos luz o el microondas para la pizza. El frigorífico si nos vamos unos días fuera, lo dejamos en modo "vacaciones" y consume menos. En la lavadora, ahora en verano, no usamos centrifugado, porque con el calor, enseguida se seca todo. Antes teníamos una secadora que usábamos en invierno, pero consumía mucha luz; así que dejamos de usarla, nos adaptamos, empezamos a tender dentro de casa en los días de lluvia, cerca de la calefacción, y vimos el gasto reducido.


Pues aquí están mis truquis. Habrá muchos que si tienen dos sueldos en el hogar, prefieren ir a lo cómodo como la comida precocinada o potitos o pañales desechables, en lugar de ahorrar. Lo entiendo y es decisión de cada uno. Pero pensé que quizás mis trucos, aunque muchos son muy obvios y lógicos, le pudieran venir bien a más de uno, o quizás así vean que sí es posible, si realmente se desea, vivir con un salario y poder cuidar tú mism@ a tus hijos.

5 comentarios:

  1. Hola: tus trucos llevo años utilizándolos y coincido contigo en que la gente dice ''que suerte'' y la verdad es que nos apretamos el cinturón al máximo y no tenemos ni la mejor tele de plasma, ni el mejor coche ni las soñadas vacaciones... prefiero apostar por cuidar a mis hijos y prescindir de otras cosas. Los niños son lo primero y todo lo demás es relativo. Seguimos en contacto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí! así es!! Lo primero deben ser nuestros hijos, que para eso decidimos traerlos al mundo y son el futuro!

      Eliminar
  2. Seguro que yo antes de leer esto te hubiera dicho que que suerte que te lo puedes permitir.. pero en el fondo tienes toda la razón y lo que pasa es que somos egoístas y comodones y nos cuesta renunciar tanto a nuestra libertad como a nuestra vida profesional y sobre todo al vivir sin apretarnos tanto el cinturón. Pero realmente el poder disfrutar y educar plenamente a nuestros pequeños es la mejor recompensa, desde luego para mi sois unos valientes con dos coj...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!! eres la primera persona que me dice eso, que reconoce el esfuerzo y la dificultad/mérito que trae esta decisión!!
      Un besote!

      Eliminar
  3. Como me suena... aunque mi hijo empezó a la guardería con 14 meses para poder estudiar oposiciones por la mañana y justo me quede embarazada de nuevo! Cuando empiece al colegio el mayor la peque ira a la guardería para retomarlo.
    Nosotros por los cumples y reyes nos preguntan los familiares que queremos y es cuando cae algún capricho. Y antes íbamos al cine, restaurantes, cafeterías a merendar... ahora peliculas de dibujos en el sofá, y picnics en el parque que sale mas barato y corren los niños sin molestar.
    Ahora es el cumple del mayor y le haré una merienda en casa con la familia, todo diy. El bautizo de la peque la próxima semana. La ropa heredada y lo de los demás reutilizado de una boda. La comida en restaurante que una vez al año... pero va a doler al bolsillo...
    A seguir apretando hasta que nos toque la lotería!!! (Ay no... que no juego ainssss)

    ResponderEliminar