martes, 29 de marzo de 2016

Ya estoy aquí de nuevo...


Dios mío, desde la semana 24 no actualizo el blog... y ¡¡han pasado tantas cosas desde entonces!!
Aquí sigo, embarazada, ya de casi 33 semanas (32+5 para ser exactos)... ¿pero a qué se ha debido mi desaparición durante casi dos meses?

Los que me seguís en Instagram (la única red social que he podido ir actualizando cómodamente desde el móvil), ya lo sabréis, pero para los que no, os haré un resumen "cortito" de todo lo que ha pasado en estas semanas...

Febrero fue un mes horrible en esta casa... El peque empezó la guarde la última semana de enero, y ya en febrero cayó enfermo. Primero fue el virus de Coxsackie (el popularmente llamado mano-pie-boca), que enlazó con una faringitis, otitis y conjuntivitis, que encadenó con unas anginas, y posteriormente con una bronquitis, y tras una semana de tranquilidad, volvió a coger anginas. Así estuvo el peque todo febrero y marzo, con alguna semana intercalada en la que parecía mejorar y volvía a la guarde, para coger un nuevo virus. Con tanto virus, yo empecé desde principios de febrero también con un resfriado, que se acabó evolucionando en bronquitis, y que ya para el 25 de febrero se había convertido en neumonía.

Cuando me dijeron que era neumonía en el centro médico, y me recomendaron que saliera corriendo al hospital más cercano, he de confesar que me vine abajo. Llevaba ya días y días (semanas) sintiéndome muy mal, me dolía todo el cuerpo, la tos era constante y me dolía toda la barriga, no podía dormir, me dolía el pecho al respirar... (y estuve yendo a urgencias una vez a la semana durante 3 semanas, porque realmente me iba encontrando cada vez peor, y el antibiótico que me mandaban no me hacía nada) Cuando íbamos al hospital, empecé a sentir contracciones y al ver que no paraban, empecé a controlarlas. Eran cada 3-5 minutos. Así estuve varias horas... Al atenderme en el hospital comenté lo de las contracciones, me mandaron a monitores y después me miró una ginecóloga... Efectivamente estaba teniendo demasiadas contracciones y el cuello uterino se había acortado a 21mm. Estaba cuando entonces de 28 semanas. Empezaron a darme medicación para parar la dinámica de parto, y obvimanente con la amenaza de parto prematuro y con neumonía, me ingresaron. Estuve hospitalizada una semana, entre antibióticos, paracetamol, nebulizadores, y mi querido Adalat (la misma medicina que ya me dieron en mi primer embarazo, para tener bajo control las contracciones desde que tuve la amenaza de parto prematuro). Cuando por fin la neumonía ya estaba prácticamente curada, y vieron que el cuello uterino seguía más o menos midiendo lo mismo, y habiéndome dado las dos inyecciones para la maduración pulmonar de la peque, en caso de que naciera antes de tiempo, me dieron el alta (29 semanas); no obstante, tuve que seguir tomando antibióticos unos días más, seguir tomando Adalat en casa durante varias semanas y guardar reposo absoluto. Obviamente con tanta enfermedad, ni pude hacerme la ecografía 4D con el seguro privado, ni vacunarme de la tos ferina, ni acudir a la cita con mi matrona (fue mi marido en mi lugar, para recoger los resultados de mis análisis del segundo trimestre: todo salió bien, incluida la curva de la glucosa)... 

Unos días después de darme el alta en el hospital, tuve una revisión en consulta con el internista que estuvo siguiendo mi neumonía durante mi hospitalización, y ya me dio por curada por completo de la neumonía. Igualmente en esa semana ya volví a ver a mi ginecóloga y le conté todo lo ocurrido en el mes de febrero, y me hizo una revisión de cuello uterino y de la bebé. El cuello seguía en 21mm, y la niña ya pesaba 1300kg, de 30 semanas. Ya que parecía que estaba teniendo unos días buenos, sin más virus por mi parte y menos contracciones, decidí concertar una cita con un centro especializado en ecografías 4D (dado que en mi hospital del seguro privado sólo la hacen en la semana 27, y ya estaba yo de 30 semanas, y me dijeron que ya no me la hacían), un poco lejos de donde yo vivo, pero que por 55€**, merecía la pena por todo lo que incluía el pack. Reconozco que fui un poco "in extremis", ya de 30 semanas, con la niña en posición cefálica... (siempre estuvo en posición cefálica, menos en la semana 29 que decidió ponerse de nalgas; pero en la 30, volvió a darse la vuelta y colocarse con la cabeza hacia abajo) Pero me arriesgué. Era ahora o nunca, y ya que estaba teniendo un embarazo tan malo y no lo estaba disfrutando nada, al menos quise darme ese capricho, que me hacía tantísima ilusión.


Fuimos estando yo de 30+2, y aunque allí mismo me reconocieron que iba un poco tarde para hacérmela (lo recomendable es entre la semana 26-28), tuvimos suerte y ¡pudimos ver a nuestra niña! Estaba moviéndose mucho (culpa del zumo y medio donut que me zampé en la sala de espera unos 15 minutos antes de entrar), y le gustaba taparse la cara con las manos o los pies y a veces hacía complicado verle bien la carita, pero en esos 25 minutos tuvimos tiempo y de sobra para verla con todo detalle: cómo bostezaba, las expresiones que hacía, cómo sonreía, sus piececillos, las manitas, las orejas, su naricita y mofletitos... Aunque podíamos ir acompañados de hasta 8 personas, decidimos ir sólo nosotros tres (papi, peque y mami), me pareció más íntimo, y me encantó la reacción de nuestro peque cuando vio a su hermanita en la pantalla: se sorprendió, dijo el nombre de la princesa, señaló mi barriga y le lanzó un beso.



Ahora cada dos semanas tengo cita con mi ginecóloga que me revisa la longitud del cuello (en la cita más reciente, el cuello uterino parecía incluso más larguito, 23mm), y debo seguir con la medicación hasta la semana 34-35, igual que debo seguir hasta entonces con el reposo absoluto.

Finalmente me pude poner la vacuna de la tos ferina, también apurando al máximo, en la semana 32 (ya que el internista me aconsejó esperar una semana tras la última dosis de antibióticos, pero a la semana me volví a acatarrar, así que tuve que esperar unos días más para poder ponérmela), y afortunadamente no me ha dado reacción, salvo algo de dolor en el brazo durante 2-3 días, pero totalmente soportable.

Por otro lado, ahora a las 32 semanas se me han empezado a hinchar los tobillos y pies si estoy mucho tiempo sentada sin mantener los pies en alto... Maldita retención de líquidos. Mis pies parecen gigantes y mis tobillos desaparecen, al final de cada día. La peque tiene sus horas de pataditas, que ahora sí que ya son muy fuertes y dolorosas, incluso. Su hora favorita es a las 5 de la mañana... ¡la gracia que me hace! Desde esa hora ya no consigo conciliar el sueño, así que me paso el día cansada.

En cuanto a preparativos para la inminente llegada de la pequeñina (menos de 2 meses que quedan, y a saber si decide adelantarse mucho...), tengo algunas cosas ya hechas: ropita lavada y guardada, su bolsa del hospital preparada, maxicosi listo con su funda lavada, y la habitación a medias... Esto de la habitación es lo que me tiene algo más agobiada, porque es mucho trabajo el que conlleva y sólo puede ir haciendo las cosas mi marido los fines de semana, durante las siestas del peque, porque de otro modo, el peque la acaba liando parda. De momento, sólo están las paredes pintadas, el nuevo suelo instalado, y un mueble pintado. Aún queda por instalar las cortinas, terminar algunos detalles del suelo, limpiar a fondo la habitación, montar la cuna, dejarla lista con sus sábanas, montar el cochecito... Y por otro lado también quiero dejar lista ya mi maleta para el hospital  (la tengo a medias) y una mochila con ropa, mudas y algunos productos básicos para mi marido, para cuando llegue la hora de ir al hospital.

Ahora crucemos los dedos para que los virus se vayan ya definitivamente (la semana pasada, el peque volvió a enfermar por culpa de la salida de las dos últimas muelas, que le provocaron tal inflamación por la zona de anginas y oído, que acabó en infección, y ha estado con anginas y otitis y las encías que daban pena, rajadas y en carne viva), venga el buen tiempo, y la pequeñina y yo aguantemos unas semanitas sin sustos ni imprevistos... No es mucho pedir, ¿no?






** Realmente recomiendo hacer la eco 4d, aunque se trate solo de un capricho, pero es una experiencia única y emocionante, el poder poner cara a tu bebé, e ir viendo sus rasgos y forma de ser dentro del útero, que ayuda sobre todo al padre y hermanos a sentir aún más apego y ver cómo algo más real el bebé que en unos meses pasará a ser un nuevo miembro de la familia. Nosotros la hicimos con CIMA4D, un centro especializado en ecografía emocional 4D, no diagnóstica, elegimos un pack que tenían en oferta por 55€ que incluía sesión de ecografía de 25 minutos, una selección de las mejores fotos impresas, una canastilla de Mi Bebé y Yo, acceso de las fotos desde el móvil u ordenador, pendrive con todas las fotos y vídeo de la sesión, y si no se dejaba ver se podía volver otro día sin coste alguno. Así que buscad y rebuscad, que si tenéis presupuesto ajustado como nosotros, pero no queréis perder la oportunidad de haceros una eco 4D, seguro que encontráis alguna oferta buena por internet o en algún centro especializado cercano.


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