sábado, 6 de febrero de 2016

La barriguita crece: 24 semanas


Han pasado ya 5 semanas desde la última actualización de mi embarazo... ¡5 semanas! Me he dormido en los laureles... Lo cierto es que desde que decidimos que el peque iría a la guarde, hemos estado sin parar dejando los papeles listos para su matrícula, comprando ropa y material para la guardería, y aún así ha habido algunas cosas que me no tenía listas cuando realmente empezó, porque nos propusieron que empezara una semana antes, y me pilló el toro. Pero bueno, la experiencia de la guardería lo dejo para otro post (que tengo algunos ya pendientes).

Aunque estoy ya de 25 semanas, voy a centrarme en cómo ha sido la semana 24, o en general estas semanas que no he actualizado.



Las náuseas parece ser que realmente se fueron definitivamente. Los ascos siguen presentes ante muchas comidas... Y lo peor es que me hacen sentir culpable de no estar alimentándome de forma equilibrada y sana, pero ahora mismo soy incapaz de probar nada con huevo, leche, con mucha grasa, carne triturada como en hamburguesas o albóndigas, patatas a lo pobre o fritas, bolsas de fritos de cualquier tipo, palomitas, lentejas, fabada, merluza, queso, etc. Pero sí me ha dado por los frutos secos para picar entre horas, el zumo de manzana, pan tostado, la pasta, el tomate natural, pepino, zanahoria cruda, plátano, jamón de pavo, y poco más. Lo llamativo es que hace una semana (cuando estaba de 24 semanas) fui a mi ginecóloga del seguro privado para un chequeo rutinario, y me dio unos resultados de los análisis que me hizo cuando me dio el episodio de contracciones por irritabilidad uterina (hechos 3-4 semanas antes), y salió todo perfecto salvo el colesterol. Fue un palo el que me llevé y una regañuza por parte de la gine... El colesterol estaba por las nubes y aunque lo justifica la ginecóloga por el trastorno hormonal y la falta de ejercicio, por el reposo absoluto (y ahora con el reposo relativo, me ha dicho que no haga más que un paseo corto al día, sin realizar grandes esfuerzos), me ha dicho que debo vigilar con lupa lo que como y hacer dieta estricta. Arrrgggggg...
Por otro lado, también en la semana 24 tuve cita con mi matrona, donde me pesó (he subido 3kg en lo que llevo de embarazo, y ahora peso 53kg) y midió la tensión (que como es normal en mí, y más aún en el embarazo, la tengo de zombie, 9-6).
Hay ratos que me siento fenomenal y no noto que me pese la barriga, pero en otros casos no es así y siento el peso de la barriga ya, me provocan dolor los ligamentos redondos en la parte baja del vientre y en las ingles. Aunque sigo sintiendo que me falta el aire y mi corazón late a toda pastilla cuando subo unas escaleras o una cuesta, siento que he vuelto poco a poco a recuperarme del reposo absoluto que tuve estas navidades, y me canso menos, sintiéndome más energética y ágil.
Los movimientos de la pequeñina no me abandonan, sobre todo por la noche cuando me tumbo en la cama, o si me levanto en medio de la noche para ir al baño (visitas que se han convertido ya en un ritual nocturno desde hace un par de semanas).
 
Aún no se me han hinchado ni los pies ni tobillos, por lo que de momento me sigo librando de la horrible retención de líquidos que sufrí desde la semana 20 en mi primer embarazo.
Sigo con mis queridas contracciones de Braxton Hicks, todos los días o casi todos. Afortunadamente son espaciadas, y no están afectando al cuello uterino. En la consulta ginecológica, pudimos comprobar a través de ecografía, que todo estaba perfectamente. La pequeña ya está desde hace unas semanas con la cabeza hacia abajo (aunque aún tiene espacio y tiempo para seguir moviéndose y cambiándose de posición), y pesaba 685gr, estaba gordita.
ecografía de la semana 24
En estas semanas, he vuelto a tener dos pequeños manchados, que han quedado en nada más que un sustillo. Como creo que ya comenté con anterioridad, tengo un pólipo y es probablemente el responsable de estos pequeñísimos sangrados esporádicos. Si no son abundantes, ni vienen acompañados de dolor, coágulos o contracciones seguidas, no debo darle más importancia y descansar un poco en esos días, en esos casos se trata del pólipo que le gusta recordarme su presencia cada ciertas semanas.
 
Si os soy sincera, este embarazo no lo estoy disfrutando realmente, por más que me propuse disfrutar cada instante al máximo, porque sería el último. Pero los sustos que estamos teniendo cada dos o tres semanas, visitas a urgencias, el reposo que debo guardar, no poder hacer vida normal, las puñeteras contracciones que aunque no son dolorosas son bastante molestas, y ahora también la dieta estricta que debo seguir (nada de grasas saturadas y mucho menos hidrogenadas... que no es que comiera muchas, porque con mis ascos y náuseas o poco apetito...), la verdad es que me encantaría entrar en coma y que pasasen estas 15 semanas que quedan sin yo enterarme y despertar cuando ya haya nacido la princesa. Sé que no estoy teniendo una buena actitud, pero creedme que he intentado ver lo positivo a través de toda circunstancia, y tomarme las cosas con filosofía. Sé que debería estar feliz porque la peque está perfectamente... Y me siento agradecida y muy afortunada por tener una niña sana en mi vientre. Pero el llevarme tantos sustos, ya lo que ha hecho es que viva con el miedo en el cuerpo de que en cualquier momento algo pase y la pierda. O que nazca muy prematura y acabe con secuelas. Ahora evito hacer planes con más de 2 días de antelación, porque no me fío de mi propio cuerpo. Y tampoco tengo ganas de comprar nada para la pequeña, por la sencilla razón de que tengo miedo: miedo a comprar ropa que luego no llegue a poder ponerle porque la haya perdido en un parto muy prematuro, o nazca prematura y viva hospitalizada sus primeros meses. Mi marido quería organizarme una Baby shower, pero le he pedido que cancele todo, porque no tengo ganas de celebrar nada; cada 2 o 3 semanas sucede algo repentino que nos hace plantarnos en urgencias (ya sean las contracciones en la semana 18, sangrados durante el primer trimestre, o un manchado sospechoso de ser pérdida del tapón mucoso en la semana 23...). Parezco hipocondríaca, pero soy la primera en no querer ir al médico, a urgencias, o dejar a mi hijo solo mientras yo voy al hospital, pero también si observo alguna anomalía, tras consultarlo con mi marido y familiares, acabamos acudiendo a urgencias para que revisen cuello uterino o procedencia de los sangrados, y descartar males mayores.
De momento estas son las novedades que tengo hasta ahora de este embarazo. Ya la semana que viene (semana 26) por fin tengo la cita de la Seguridad Social para realizarme los análisis del segundo trimestre (odiosa curva de glucosa), en dos semanas tengo cita por el seguro privado para realizarme una ecografía 4D (en la semana 27) y en tres semanas (semana 28) me toca acudir a que me pongan la vacuna del grupo sanguíneo y la de la tos ferina. Ojalá no tengamos más sustos de aquí en adelante, y pueda decir con certeza que quedan ¡sólo 2 semanas para terminar este segundo trimestre! ¡Que pasen rápido, por favor!


2 comentarios:

  1. Hola!!

    Es la primera vez que comento en tu blog; lo descubrí buscando información sobre los pañales de tela y gracias a tus entradas sobre eso me ha quedado aún más claro cómo van, así, cuando a finales de Agosto (si todo va bien) tenga a mi niño, pues sabré dónde comprarlos y cómo usarlos.

    Me he leído tu blog de arriba abajo y quería agradecerte toda la información y experiencias personales, la verdad que cuando una es primeriza tiene muchas ideas en la cabeza y está bien poder contrastar con información y, sobre todo, experiencias de otras madres.

    En fin, espero pasar por aquí de vez en cuando :)

    Saludos :)

    ResponderEliminar
  2. asu yo pasé por esa etapa 2 veces, nosé si quiera una tercera, la verdad aún lo pienso muy bien, espero que todo salga bien y ha relajarse nomás para que salga un bebé feliz. suerte! :)

    ResponderEliminar