martes, 5 de mayo de 2015

Hablemos del porteo...


Hasta hace unos años, la palabra portear apenas estaba en nuestro lenguaje cotidiano y el ver a un niño atado con una tela a su madre lo asociábamos a imágenes de tribus africanas o aborígenes, y nos parecía un atraso, algo anticuado, casi prehistórico...

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Pero sobre todo en la última década se ha ido poniendo de moda en la sociedad occidental el llevar a los niños en mochilas, y poco a poco, se ha empezado a hablar del porteo para referirnos a la acción de llevar a la espalda o al frente un niño sujeto en una mochila. También fueron (re)apareciendo las bandoleras, fulares, etc. Pero sobre todo se empezó a ver a los niños en mochilas. 

Hace unas semanas empecé a ver a varias mamis usuarias de Instagram y otras amigas mías usar unas mochilas portabebés que por desgracia no son nada recomendables para nuestros pequeñines, pero que la falta de información o el hecho de que no se asesoren convenientemente a los padres en las tiendas de puericultura, acaban haciendo que las compren (yo no me atreví a decirles nada, porque tampoco quería meterme donde no me llamaban y hacerlas sentir mal). Pero me di cuenta de que aún sigue haciendo falta informar mejor a los padres y dar a conocer mejor el porteo; por ese motivo me he animado a escribir sobre este tema, con el fin de ayudar a padres interesados en portear e intentar evitar que se siga haciendo un porteo perjudicial para las espaldas y genitales de los bebés.

Cuando yo estaba embarazada, me llamó la atención la idea de portear, por las distintas ventajas que le veía: podría llevar las manos libres y hacer cosas por casa o trabajar, podría salir de paseo a la playa o al campo sin llevar carrito y sufrir las irregularidades del terreno, podría evitar tener que llevar el carrito en viajes (lo cual me liberaba mucho espacio del maletero), podría ayudarlo a dormir, darle el pecho... Y entonces empecé a ver por Internet que había todo un mundo de mochilas y otros artilugios para portear.

Ingenua de mí, fui embarazada de 4-5 meses a una gran tienda de puericultura, y me dispuse a ver en persona las opciones de porteo que ofrecían. Y me quedé bastante decepcionada: vendían algunas mochilas, y sólo mochilas, de marcas como Jané, Chicco o BabyBjörn. Me dispuse a ver las imágenes que las acompañaban y tocar la estructura, y cuando fui a ver si eran buenas para la posición del bebé y su espalda o genitales, o le podría hacer daño, lo único que ponía es que estaban "diseñadas anatómicamente para el bebé y en colaboración con pediatras", así tal cual. Claro, dicho así, parece que todo es correcto y si la compro, mi churumbel estará perfectamente allí, sobre todo por la parte de que los pediatras le han dado el visto bueno (que digo yo que seguro que han dado el visto bueno a cambio de algún tipo de remuneración, viaje o premio de algún tipo...). Pero a mí el instinto me decía que esa postura que los bebés tenían en las fotografías, con las piernas colgando, y esa estructura rígida y recta en la espalda no debía ser muy cómoda, y dudaba de que fuera saludable, la verdad... Si os soy sincera, me fui algo desilusionada. Había pensado que portear sería algo muy útil para mí, pero las opciones que encontré en la tienda no me terminaron convenciendo, por más que pusiera que estuviera diseñado anatómicamente y en colaboración con pediatras. En las sucesivas semanas, fui a otras tiendas y grandes superficies, y me pasó igual.

Volví a Internet y fui entendiendo que "anatómicamente" no es lo mismo que algo ergonómico. Las imágenes de los bebés porteados en otro tipo de mochilas y fulares, que eran ergonómicos, me parecía más saludable, más cómoda, más respetuosa con el cuerpo del bebé. Ahí es cuando aprendí que la palabra clave a la hora de buscar una mochila u otro utensilio para portear, debía ser "ergonómica", y fijarme en algunas características que las diferenciaran de las típicas mochilas que marcas tan populares como Jané, Chicco, o BabyBjörn nos intentan vender. Una mochila ergonómica debe:

  • Adaptarse al cuerpo del bebé y del porteador
  • Deben respetar la curvatura de la espalda del bebé.
  • Deben garantizar una postura fisológica de piernas y caderas,  el peso no debe recaer sobre los genitales, las piernas deben estar algo flexionadas, en forma de ranita, o M, quedando las rodillas ligeramente por encima del culete.

En cambio, las otras mochilas comercializadas por marcas como las citadas anteriormente, popularmente se les llama colgonas y se diferencian de las ergonómicas porque:

  • El bebé va colgando de sus genitales, sobre los que recae todo el peso.
  • Sus piernas van estiradas.
  • La espalda va forzada a ir recta
  • A veces el bebé va muy abajo y/o separado del cuerpo del porteador.
  • No se ajustan muy bien al cuerpo del porteador y tiene pocas posiciones a las que adaptarlas.
  • Se publicitan con la imagen de un bebé siendo porteado mirando hacia afuera



Una vez que me quedó clara la diferencia entre las mochilas ergonómicas y las colgonas, empecé a buscar cuál era la que me vendría mejor... ¡Había mucho donde elegir! Fulares, bandoleras, Mei Tai, mochilas ergonómicas y de muchas marcas, como Boba, Beco Soleil, Manduca, Ergobaby, etc. Aunque, por desgracia, no encontré ninguna en tiendas físicas de puericultura ni grandes superficies, sólo encontré en tiendas online, especializadas en porteo ergonómico.

Inicialmente opté por la bandolera Babysling. Pensé que me vendría bien desde recién nacido, ya que las mochilas ergonómicas, a no ser que le incluyas un reductor especial, no se aconsejan hasta que el bebé no tiene 5-6 meses. Para los recién nacidos y bebes de hasta 4 meses, es mejor usar una bandolera o fular. Posteriormente, adquirí también una mochila Beco Soleil, ya que recurríamos al porteo con mucha frecuencia y en caso de que el peque regurgitara (y lo hacía con mucha frecuencia, lo pusiera en la posición que lo pusiera), o le diera por chupar o morder algunas zonas de la tela, así podía tener una en la lavadora y tener otra de recambio, entre otros motivos.

Lo cierto es que me costó mucho trabajo elegir una mochila o bandolera para mi peque. Si no te pones a documentarte en profundidad y te dejas guiar por lo que encuentras en la mayoría de tiendas de puericultura, donde te asesoran erróneamente en el tema del porteo, acabas comprando una mochila nada recomendable, o acabas simplemente perdida, o descartando el comprar una mochila si lo que ves en las tiendas no te convence. 

No soy una experta en el tema, pero después de mi experiencia como madre primeriza buscando y documentándome sobre cómo es recomendable portear, he intentado explicarlo todo de la mejor manera posible. Sinceramente, y aunque sé que no me debería incumbir, me da mucha pena cuando veo mamis o papis porteando con ilusión a su recién llegado retoño con una mochila colgona; porque se han dejado un dinero, al haber sido mal asesorados o simplemente por no haber dado con información sobre las recomendaciones sobre las mochilas portabebés, y están llevando a sus hijos, sin saberlo, de una manera perjudicial para la espalda y genitales; además poco podrán disfrutar del porteo, ya que con esas mochilas colgonas, la espalda del porteador se resiente más y se nota el peso del bebé (en las ergonómicas la espalda del porteador no sufre y se reparte el peso del bebé de manera que no te cansas ni te molesta). Por eso espero haber aportado mi granito de arena con información sobre qué características debemos buscar en una mochila portabebés si deseamos portear a nuestro peque de una forma saludable para ambos. Ya en el próximo post, me centraré en los dos productos que he usado (y sigo usando) con nuestro bichillo de 19 meses, el Babasling y el Beco Soleil, y os contaré mi experiencia.



¿Vosotr@s porteáis? ¿Cómo lo hacéis: con fular, mochila, bandolera...? ¿Conocíais las diferencias entre mochilas ergonómicas y colgonas?


Me uno al movimiento #nomascolgonas iniciado por blogueras como Mamirami, para promover el porteo seguro y ergonómico.


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