jueves, 5 de marzo de 2015

Si pudiera volver atrás... (Errores de una mami primeriza) - Productos para el bebé


Cuando una se entera de que está embarazada y va a ser mamá por primera vez, en las tiendas y catálogos te empiezan a bombardear con mil artículos para bebés jurándote que son IMPRESCINDIBLES para poder sobrevivir en tu día a día con tu bebé...

Y luego tu casa se convierte en una colección inmensa de trastos de puericultura, de los cuales ni la mitad acabas usando. Triste, pero cierto.

Mi peque ya tiene 16 17 meses (jolines, ¡cómo pasa el tiempo!) y en este año y medio que llevo como mamá primeriza me he ido dando cuenta de que no todo lo que venden hoy en día en las tiendas y nos hacen creer artículos imprescindibles, son tan necesarios, y lo único que hacen es hacernos tirar el dinero y ocupar lugar en casa.

Por suerte fui bastante cauta y no fui comprando como una desesperada todo artículo que decía ser lo más básico y necesario para el cuidado del bebé (nosotros no hemos comprado ni moisés, ni hamaca, ni silla de paseo de segunda edad, ni parque, ni tacatá/correpasillos, ni balancín/columpio...), pero aun así cometí errores.



1. Trona Chicco Pocket Lunch. No sabía mucho de tronas, y quería una no demasiado cara, que se pudiera plegar y fuera fácil de limpiar. Esta trona sí que reunía estas características, pero después de todo, no me ha acabado de gustar. La mesita, aunque se puede regular en tres posiciones (más lejos o cerca del bebé), queda bastante lejos del torso del niño que está atado por los hombros. Aunque es plegable, sigue ocupando mucho lugar (no vivimos en un palacio) y es pesada (por lo que para viajes o llevarla a casa de los abuelos es un rollo). Al final, compramos otra trona pequeñita, la silla elevador Chicco mode Orange, que es la que usamos para ir a casa de los abuelos, de viaje o cuando vamos a comer fuera y no sabemos si el bar/restaurante tendrá tronas. También la usamos a veces en casa cuando la otra trona la tenemos secándose después de un buen lavado. La verdad es que prefiero la trona elevadora de viaje, porque es fácil de limpiar, no me ocupa nada de espacio, pesa poquísimo, la puedo llevar colgada del hombro a cualquier lugar, y la mesita queda bien cerca del cuerpo del niño, aunque también es ajustable. Otra característica que me gusta de esta sillita elevadora es que quitándole la mesita queda como un elevador permitiendo integrar al niño a la mesa junto con el resto de miembros de la familia a la hora de la comida. Y para colmo me costó la mitad de lo que me costó la primera trona. Si lo hubiera sabido desde el principio, no me habría comprado la Chicco Pocket Lunch y directamente me habría comprado la sillita elevador de Chicco. 

2. Organizador de coche. Esto no lo compré yo, me lo regalaron jurándome que sería lo más útil y práctico para ir con niños en el coche, que una familiar suya lo había comprado y que era un invento super apañado desde que tenía hijos. Pues qué quieres que te diga... Para mí ha resultado ser un trasto, que se ha quedado olvidado en el coche. Os juro que he intentado darle uso, pero para nosotros no está hecho. Cuando vamos en el coche, lo llevo todo guardado en mi bolso, y de necesitar algo, lo saco, se lo doy al bichito, y después lo vuelvo a guardar. Cuando intenté usarlo, puse toallitas húmedas, pañuelos de papel, algún juguete, gasa y un par de baberos, y cuando llegamos al destino, tenía que sacarlo todo del organizador y guardarlo en el bolso de nuevo, y a veces se me olvidaba y se quedaban las cosas en el coche, hasta el fin de los días y cuando acordaba, las toallitas húmedas ya estaban momificadas. Al final, no lo he utilizado más de 3-4 veces y por darle más oportunidades, pero nada. Que no está hecho para nosotros. Por suerte, no nos gastamos el dinero nosotros en este chisme.

3. El biberón-cuchara. Parecía el invento del siglo, amigas mías me lo recomendaron, hablaban de lo cómodo que resultaba, de lo práctico para darle la papilla en el parque o donde fuera... ¡Pues dos veces lo habré usado! Ahí está muerto de risa. Sí, te ahorras el pasear la cuchara del plato a la boca del niño, pero ya está. A mí dame una cuchara y un plato, y nos dejamos de chorradillas, que ya bastante chismes acumulamos con los críos y sus juguetes (y lo que no son juguetes), como para llenarme la casa con cositas como ésta. Intenté llevarme la cuchara ésta al parque con un puré de frutas, y... ¡desastre! La tapa no cierra bien, así que medio pure quedó manchando todo el bolso, baberos, y mis llaves (y mira que lo puse en un bolsillo ajustadito, en posición vertical, con la parte de la cuchara hacia arriba, para evitar tentar a la suerte). No lo recomiendo en absoluto.

4. Robot de cocina para comida de bebé. En un principio ni sabía que existía, hasta que llegó la hora de hacer los purés (no sé por qué no me decidí por llevar a cabo el método BLW -Baby Led Weaning- tonta de mí). Cuando empezamos a darle purés, pensamos que lo más cómodo sería un robot que permitiera cocinar al vapor los alimentos y luego triturarlos, porque nosotros no teníamos muchas utensilios de cocina para este tipo de comida... (no teníamos nada para cocinar al vapor y nuestra batidora es más vieja que yo; es de mi madre, así que la pobre más allá que batir leche con chocolate, poco más hace...). Lo cierto es que sí, lo hemos usado mucho (para cocinar al vapor y triturar la comida, así como para esterilizar chupetes), pero luego nos hemos dado cuenta de que nos habríamos apañado perfectamente sin comprarlo y no tendríamos ahora este armatoste que me ocupa media encimera de la cocina...

5. Móvil de la cuna. Sí queda precioso en la habitación del bebé, y le da un toque mucho más infantil y alegre a la habitación del bebé. Pero mi hijo realmente poco tiempo estuvo mirando y jugando con el móvil. Primero, porque los primeros meses estuvo durmiendo en nuestra habitación y el móvil estaba en la cuna, en su habitación; y segundo, porque cuando por fin lo pasamos a su cuna, este bichito ya se giraba de un lado a otro, medio gateaba y se abalanzaba a por el móvil, lo que nos obligó a quitarlo de la cuna porque ya lo tiró más de una vez. Sólo lo usamos los 3-4 primeros meses en los minutos previos al baño, mientras calentábamos el agua, llenábamos la bañera y esperábamos a que el cuarto de baño estuviera calentito; lo dejábamos en su cunita entretenido con el móvil encendido mientras íbamos preparando todo lo relativo al baño. Pero salvo esos 5 minutos al día durante unos 3-4 meses, no lo usamos más.

6. Esterilizador eléctrico. A mí se me metió en la cabeza que mejor comprar uno eléctrico y no de microondas, por si nos íbamos de viaje y en el lugar de destino no teníamos microondas. Simplemente por ese motivo. Luego me he dado cuenta de lo tonta que fui, porque la verdad es que cuando nos hemos ido de viaje, obviamente no hemos acarreado con ningún estirilizador... porque ya bastante chismes hay que llevar con un bebé (¡como si nos sobrara espacio en el maletero!). Así que me podría haber ahorrado unos eurillos, y haber comprado el mismo esterilizador de microondas del Mercadona, que cumple la misma función, es barato, y además me ocuparía menos espacio que uno eléctrico (porque éste ahora mismo ya ni sé dónde meterlo y lo tengo ahí ocupando también gran parte de la encimera de la cocina). Ains...

7. Bumbo. Este asiento ergonómico me lo recomendaron muchas amigas mías de Estados Unidos. Allí todos los bebés lo tienen. ¡Raro es el que no! Es un asiento para bebés, para ayudarlos a mantenerlos sentados cuando aún no son capaces de mantenerse sentados solos, respetando la curvatura de la espalda, siendo ergonómicos, cómodos, y permitiendo a los papis darles de comer papillas o purés cuando aún la trona le queda algo grande, o para darle un baño en la bañera o simplemente tenerlo sentadito entretenido con sus juguetes o libros, si se aburre de estar tumbado o medio tumbado en una hamaca. Mi peque nunca tuvo hamaca porque otras mamis me las desaconsejaron, y pensé que tampoco me haría falta. Pero cuando llegó la hora de la introducción de la alimentación complementaria e intenté ponerlo en su trona, el pobre mío se quedaba medio tumbado, porque la trona le quedaba grandecita... Además mi peque siempre ha sido un culo inquieto que no consentía estar tumbado, porque se aburría y sólo quería estar sentado (pero aún no sabía mantenerse sentado sin apoyo ni ayuda), pero con el cojín de lactancia acababa tumbándose o escurriéndose y era muy frustrante tanto para él como para mí... Así que opté por comprar el Bumbo. Caí en la tentación, lo reconozco. Y lo usamos bastante como tronita durante 1-2 meses. Luego ya aprendió a escaparse del Bumbo (si es que cuando digo que es un culo inquieto, es por algo...), a pesar de ponerle las correas y la mesita, y era más bien un peligro que una ayuda. Así que desterramos al Bumbo (que ahora es el asiento de alguno de sus peluches), y pasamos a usar la trona de verdad. Y desde entonces está juntando polvo.


8. Cambiador/colchón cambiador. Es un elemento básico que toda embarazada compra, lo sé. Yo tenía claro que no quería tener un mueble cambiador, porque era algo que iba a durar poco tiempo, el peque crecería, y prefería amueblar su cuarto con muebles que le duraran toda la vida mientras viviese en nuestra casa. Queríamos muebles que tuvieran gran capacidad de almacenaje y no fueran especialmente diseñados para niños (que luego en la adolescencia nos lo agradecerá, lo sé). Pero claro, creía necesitar algo para poder apoyar al bebé para cambiarle la ropa y el pañal; algo impermeable y blandito que pudiera poner encima de la cómoda que habíamos comprado para su habitación. Por eso compré un colchón cambiador y una funda. He de decir que no salió muy caro, pero aún así me lo podría haber ahorrado, y tendría un chisme menos que guardar después. Porque lo cierto es que al peque lo puedo cambiar perfectamente encima de mi cama, o de un sofá, poniendo una o dos toallas para imprevistos (ya sabéis a qué me refiero, ejem, ejem), y listo. Pero ahora me doy cuenta (después de 17 meses, en los que habré usado ese cambiador durante 2-3 meses como máximo), porque mi hijo es un experto escapista desde el minuto 0 y le daba por gatear de espaldas marcha atrás, y tirarse de cabeza desde temprana edad (ya le pasó a una enfermera de Neonatología con mi pequeñín con sólo 4 días de vida... ¡Si es que no se puede estar quieto!).


¿Y vosotras? Si pudiérais volver atrás, ¿qué producto de puericultura no habríais comprado? ¿Comprasteis muchas cosas estando embarazadas y luego os habéis arrepentido?




1 comentario:

  1. Esa trona es la mía! Y la verdad es que tampoco estoy muy contenta. No se llega a ajustar bien la funda y se queda un poco levantada, y eso hace que el niño nunca esté sentado recto, siempre está medio tumbado, hacia un lado... no me gusta nada, además de que se resbala, y no sé cómo solucionarlo, porque no podemos gastar en otra trona ahora mismo, y la de tuctuc no me sirve porque no es segura si las sillas no tienen brazo :(
    La hamaca y el parque los he usado muchísimo, y todo lo demás que comentas no lo he comprado. Yo tampoco caí en trampas para madres primerizas; el cojín de dormir y el de lactancia me parecieron cosas absurdas, quién no tiene un cojín o una almohada extra en casa? Esterilizadores... esterilicé un mes y al baño maría, el robot de cocina tampoco, a mí no me parece necesario... hay muchas cosas que al final compramos por no ser las únicas que no lo tienen, pero en realidad no sirven de nada.

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